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Existen en Yuscarán y sus contornos al menos seis sitios en los que se encuentra constancia de asentamientos humanos de origen indígena o prehispánico. Precisamente es a la orilla de las quebradas y ríos que estos primeros habitantes dejaron dichos vestigios.

El primero de estos lugares lo encontramos en el sector conocido como Las Lajas a orillas del río de los Aguacates (En tiempos coloniales conocido como río Yuscarán o de los Ingenios), en este sitio a son notables las figuras rupestres en forma de espirales en la parte inferior y formas zoomorfas en la parte superior de un alto muro de roca, son visibles figuras cinceladas en las paredes de una roca a manera de abrigo, o una posible cueva cuya parte superior y oriental sucumbieron ante el paso del tiempo y las crecidas de dicho río, mismas que se encuentran justo en frente a la orilla del río como dos rocas de tamaño monumental.

El segundo sitio se encuentra siempre a orillas de dicho río a unos cinco kilómetros aguas abajo y al lado noreste del Llano de Guayabillas, lugar conocido como Las Pinturas o Las Pintadas, se localiza justamente donde la quebrada del Mal Paso que baja de las colinas del sitio colonial de San Jorge de los Pozos se une con el río de Yuscarán. En ese lugar el arte rupestre es abundante, pudiéndose observar su presencia en varios paredones de dichos afluentes. Aquí el arte rupestre está dominado por su muro principal, en el que una especie de chamán o figura principal, ubicado al centro y en lo alto, con un tocado en su cabeza ofrece una especie de ofrenda o tiene en sus manos algo que parece serlo, este personaje está ubicado en el centro de muchos otros personajes más pequeños y cuyas caras humanoides abundan alrededor del personaje principal. Este sitio es importante porque nos narra o nos da la idea de una ceremonia, o un culto primitivo a una deidad.

Otro lugar y el más abundante en arte rupestre se encuentra en la aldea de Orealí, hoy perteneciente al municipio de Oropolí y que en tiempos coloniales era jurisdicción de Yuscarán, es justo a la orilla de la quebrada llamada Orealí o las Anonas, donde se puede observar diversidad de formas zoomorfas, antropomorfas, serpientes, caras, lagartijas incluso el astro rey y lo que parece ser una serpiente emplumada. Importante hacer notar que dicha quebrada desemboca en el río Grande o Choluteca y justo en su desembocadura se encuentran los vertientes de aguas calientes, y fue en este lugar que se logró rescatar dos osamentas humanas que hoy se encuentran resguardadas en el Museo Casa Fortín, restos humanos que fueron descubiertos luego que el huracán Mitch en el año de 1998 erosionara los muros naturales de dicho lugar y dejara al descubierto parte de estas osamentas. Esta zona ubicada en la parte norte del cerro La Meza, es de especial interés antropológico y en las proximidades se encuentra también el sitio arqueológico llamado El Lagartero, lugar donde no existe arte rupestre pero si es abundante los restos arqueológicos en una de las vegas al lado oeste del río Choluteca.